"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"
Activista
Elena Briongos, activista
Salud y vida en un lugar de Burgos
29/07/2022
Blanca Abella
A Elena la vida le ha sorprendido de muchas maneras, algunas dolorosas, pero otras han sido felices, llegaron con la participación en las asociaciones, y también con la calma y el ritmo pausado que imprime un pueblo pequeño de Burgos. Ella ha elegido una vida con la que ahora se siente plena, pero también la vida eligió por ella y la llevó por un camino a ratos difícil. Con casi 60 años cumplidos, y un largo aprendizaje en el mundo de la salud mental, es una activista en lucha por la mujer, la vida rural, la discapacidad, pero sobre todo por la salud mental, por ti y por mí, “porque si yo no me apoyo en ti y tú no te apoyas en mí, esto no sale”.
El primer día que salió a la calle se sorprendió por la mala educación de la gente, “nadie saluda ni dice hola”. Ahora se ríe, pero entonces le impactaron mucho esas costumbres de la gran urbe. En su pueblo, cuando uno sale a la calle se para a hablar con los vecinos, ya sean mayores o de cualquier edad, explica Elena. Aunque le costó adaptarse a Barcelona, siguió allí sus estudios hasta los 18 años sin problemas.
Sin sitio
“El primer brote vino a los 18 años. A esa edad tuve mi primer diagnóstico y mi primera visita a un psiquiatra”. La segunda visita a este especialista no llegó hasta un año después: “Ese año fue demencial, de locura; no podía estar en ningún sitio, iba y venía a los sitios, no sabía dónde tenía que vivir; fue un disparo enorme; el principio de la enfermedad fue muy doloroso”.
Durante diez años Elena intentó adaptarse a su enfermedad, “fue un proceso largo, muy, muy largo y muy doloroso, durante ese tiempo me cambiaron el diagnóstico y me reconocieron la discapacidad, después de diez años”. Entonces explica que ahora sabe lo importante que son la prevención y la atención primaria, “los primeros años son esenciales en todo tipo de discapacidades, pero en la psicosocial, más”. Y pone su ejemplo por delante: “40 años después me veis así, pero esto ha sido un proceso muy largo, muy doloroso y toda la gente de alrededor, mi familia y todo mi entorno ha sufrido enormemente, por eso quiero trasladar la idea de que hay que atender mucho más a las personas con un proceso de salud mental, porque es muy doloroso”.
Empezó a asistir como usuaria, iba a pintar y acudía a diferentes cursos: “Al principio pensé que ese no era mi sitio, me decía, aquí hay gente que está mal, pero luego, a los pocos meses me di cuenta de que esa gente estaba viviendo lo que yo había vivido, que pensaba que era una cosa muy extraña, muy rara...”
Así comenzó una nueva vida, y allí también se dejó llevar por el ánimo de una amiga, que le contó que las propias personas con problemas de salud mental estaban accediendo a las juntas directivas y a la responsabilidad de las organizaciones. Ambas se convirtieron en vocales de la Asociación Salud Mental Aranda, que hoy preside Elena.
Curiosidad y participación
Con esa curiosidad, ese espíritu autodidacta y los cursos que recibió de liderazgo o empoderamiento, entre otros, Elena ha seguido sumando retos y luchas. “Yo no quería tanto trasladar mi experiencia, que sí es importante porque tengo una trayectoria y unas herramientas y he vivido muchas cosas, si no intentar también atraer a más gente a ese mundo de participación y de colaboración; y creo que hay gente que está en las juntas directivas porque también me ha visto a mí, y ven que se puede hacer, está demostrado que se puede hacer, y eso es importante”.
Después de Aranda, llegó también la participación en la Federación de Salud Mental Castilla y León, que ahora también preside; y un tiempo después, le ofrecieron el “regalazo” de ser patrona de la Fundación CERMI Mujeres. “Ese fue un regalazo, creo que participar en un espacio de mujeres con toda la actividad que despliega y esos ‘webinarios’ en pandemia, que fueron una ventana abierta al mundo... Todo eso me ha supuesto mucho y me ha gustado mucho”.
A veces piensa que está demasiado implicada, “demasiadas representaciones”, afirma, “pero están todas muy ligadas al movimiento asociativo de salud mental y son reales y la participación en primera persona es muy importante”. Entonces habla de la Red Estatal de Mujeres de Salud Mental, “formada exclusivamente por personas que tienen un diagnóstico con salud mental y ahora durante los dos años de pandemia no nos hemos reunido tanto, pero cuando nos reunimos tenemos una fuerza y una potencia de revolución que es increíble, la gente, la inteligencia y la capacidad de llegar a acuerdos es muy importante”.
Conciliaciones
Y claro que hay desventajas, porque el transporte, por ejemplo, es complicado, pero Elena lo asume y viaja lo que sea necesario, sobre todo a Aranda, Valladolid, Madrid... Asegura que eso también le activa y le viene bien, y cuenta que puede hacerlo a pesar de ser también cuidadora, pues vive con su madre, que va a cumplir 95 años, y necesita de sus cuidados, pero tiene también a sus hermanos, una familia bien organizada que contribuye a esa buena conciliación de cada uno de sus miembros: “Cuando me voy de casa, las cosas están organizadas”.
Por ahora no piensa en el futuro, pero sabe que va llegando el momento de buscar algunos recambios, aunque no quiere dejar de participar, “porque este es mi mundo y cuando deje de ser representante, seguirá siendo mi mundo”.
Así que Elena Briongos continúa muy activa como presidenta de Salud Mental Aranda, presidenta de la Federación de Salud Mental de Castilla y León, vicepresidenta de CERMI Castilla y León y patrona de la Fundación CERMI Mujeres.
